domingo, 19 de julio de 2009

A005, El dia del juicio, un dia despues (2)

Donde me había quedado... ah sí!... el militar muerto tras convulsionarse violentamente yacía en el suelo, quieto otra vez, completa y mortalmente quieto. O eso parecía en un principio, cuando ya me iba a retirar del monitor un leve movimiento captó mi atención de nuevo, el militar apoyó las manos en el suelo y con un esfuerzo que le hacía temblar las articulaciones se hirguio de nuevo, la cosa es que los aparatos a los que estaban conectados seguían sin dar indicios de vida para aquel pobre desgraciado.

Una enfermera llegaba en ese momento a recoger o dejar algo en la sala y se quedó paralizada pronto pude ver el por qué, el militar estaba muerto, lo sé por que nadie con tan solo medio cuello y media cara intactos puede seguir vivo, sin embargo aquel tipo seguía de pie, mirando a la enfermera con unos ojos frios y vacíos.

Apagué el ordenador con un escalofrio y corrí a mi cama donde me arropé hasta las cejas temblando como un flan de gelatina, menuda protección estúpida que se me ocurría, una sabana. De golpe con todo el miedo que acababa de pasar me pudo el sueño y me quedé profundamente dormido, hecho un ovillo con las sabanas.

miércoles, 8 de julio de 2009

A004, El dia del juicio un dia despues

Cuando nos hablan del fin del mundo, el armaggedon, el apocalipsis...llamadlo como querais... pero cuando nos hablan de él siempre pensamos en grandes catastrofes mundiales, llamas, inundaciones, terribles tormentas de fuego y condenación.

Pues la verdad es que no hubo nada de eso, ni si quiera fue un proceso lo bastante rapido para darnos tiempo a pensar "dios mio, es el fin del mundo". Ayer había un par de barrios en cuarentena en todas las ciudades donde los soldados heridos habian sido devueltos, hoy el infierno corre a sus anchas por nuestras ciudades, ya ni siquiera me preocupa esa pequeña fiera que he decidido llamar Drac mientras su futura dueña lo recibe y no y lo llama como ella quiera.

Hoy me levanté tarde, la visita a la zona militarizada de la ciudad me había dejado exausto en busca de calles y callejones a ver si había forma de colarse y como eso no tuvo el resultado esperado hice lo propio por los callejones de la red y gracias a eso pude tener una pequeña vista previa de lo que hoy ronda casi todas las calles de la ciudad donde los militares ya han pasado recogiendo a futuros "refugiados" aunque aún me cuesta imaginarme donde nos van a refugiar de "eso"

Pero vayamos por partes, empecemos por el principio, ayer sin duda fue el dia del juicio. Navegando entre las diferentes opciones de la red para-militar que había montada en madrid una de las cuales me permitia en primer lugar acceder a sus camaras de videovigilancia, las cuales para mi entender eran pocas y solo cubrían una mínima parte del perímetro con lo que ésto no solventó mi curiosidad e indagando llegué a las camaras de seguridad del hospital, esto ya era otra cosa.

Y tanto que lo era, en poco tiempo más d ebusqueda encontre dos salas de operatorios que parecían sacadas de algun director de terror demente, llenas de sangre y marcas por todas partes. En la tercera yacía un militar con traje d ecamuflaje y a un lado en una de las mesas un casco azul con las letras UN escritas en mayuscula y en blanco. Bingo! lo había encontrado, era uno de los militares que habían vuelto malheridos de el Congo, pero pareceía que era tarde para ayudarle, no se movía aunque tras unos segundos empezó a hacerlo aunque el monitor de constantes vitales no registraba nada. Primero empezó en un pie y una mano, un leve movimiento, un tembleque que se fue extendiendo por todo el cuerpo hasta convertirse en una convulsión salvaje que lo zarandeó por la camilla hasta dejarlo en el suelo boca abajo donde se volvió a quedar quieto. Me pregunté que horrible enfermedad te mataba de aquella forma.

Lo peor aún no había llegado.

(continuará en A005, El dia del juicio, un dia despues (2) )

jueves, 2 de julio de 2009

A-003, El día Z, día del juicio

Hoy ya por fín era el cumpleaños de Sonia, nos reunimos unos cuantos amigos a un par de manzanas de su casa y juntamos los regalos antes de irnos todos juntos a su casa para darle una sorpresa llegando algo antes de tiempo.

Hoy iba a ser un gran dia, un jodido día especial maldita sea... y de pronto todo se ha ido a la mierda. Estamos a 31 de Octubre, me encanta que el cumpleaños de Sonia sea en esta fecha por que así celebramos la fiesta en la noche de brujas y de paso hacemos el tonto y nos contamos historias de terror, pero hoy no ha sido posible, como a media manzana de los apartamentos de Sonia un grupo de militares armados nos ha detenido y nos ha informado de que la zona estaba en cuarentena y que si no eramos tan amables de darnos la vuelta por nuestra propia voluntad que se vería obligado a forzar nuestra marcha de formas drasticas que no nos iban a gustar. Quien se habrá creido el estúpido que era para amenazarnos asi?... Maldita sea, yo que esperaba aprovechar este día para hablar en serio con ella...

Pero bueno a lo que iba, como no podíamos pasar y Sonia no contestaba al móvil decidimos que lo mejor sería irnos y preguntar al día siguiente a los militares de nuevo a ver si conseguíamos saber algo de nuestra amiga. Claro que cuando llegué a casa estaba de tan mala leche por que nos hubieran arruinado la fiesta que me decidí a colarme en cualquiera que fuera el sistema informático que tuvieran montado aquellos paletos armados y de paso informarme un poco sobre la cuarentena y el posible riesgo para Sonia.

Lo primero que me sorprendió fue lo dificil que me fue entrar, normalmente un campamento improvisado para una cuarentena tiene 2 o 3 equipos en red y no posée una gran seguridad pues no se espera que nadie sea tan "insensato" de intentar nada raro contra una zona que se supone que mantiene al resto de la ciudad a salvo de lo que sea que pasa adentro. La comisaría local tenía un acceso complicado pero aún así me fue mas sencillo acceder a sus bases de datos que a las del puesto de cuarentena, por lo que decidí probar algo diferente. Una vez dentro del ciberespacio de la policía aproveché a mirar los ultimos incidentes mientras colaba un pequeño troyano en el ordenador central de la policía para intentar localizar puestos policiales moviles o quizá algun contacto con otros cuerpos de seguridad armados como la guardia civil pero hubo poca suerte, la comisaria local apenas si tenia acceso a una decima parte de las bases de datos de la centra de policia nacional no digamos ya acceso a otras redes de gobierno o ejercito.

Casi me habia rendido cuando el programa que tenía buscando acontecimientos recientes pareció enloquecer, en los ultimos tres días en zonas colindantes con el hospital donde habian trasladados a los soldados heridos del congo había habido más de 5 ataques violentos, 3 de ellos realizados por gente que hasta ese día siempre habían sido modelicos ciudadanos y 2 de los casos habían incurrido en un horrible canibalismo salvaje destrozando a la victima para comerse su carne sanguinolenta. Para que mentir las fotos de estos ultimos me hicieron abandonar el pc por un rato, fui a vomitar.

Tras haber vaciado mi estomago de la escasa cena que había tomado al volver a casa y de grandes cantidades de acido estomacal o lo que sea que salga cuando ya no te queda nada que echar, volví al pc cerrando rapidamente esas fotos que aun me provocaban arcadas solo de verlas de reojo y descubrí una noticia que sí que aportó algo de luz, parece que el hospital de la zona fue lo primero en ser puesto en cuarentena, los soldados traían con sigo algo de malaria o una enfermedad ecuatorial similar.

Ya era tarde así que di la sesión por finalizada, eso sí deje el troyano en marcha en busca de pistas para acceder a los militares, al día siguiente miraría si podía lograr algo, las imagenes de los brutales asesinatos y la vaciada estomacal me habían dejado exhausto asi que decidí apagar el monitor e irme a la cama.

lunes, 8 de junio de 2009

B-006, Horror en vivo: el rescate, ¿al fin a salvo?

Sara paseaba la mirada con horror por el dantesco espectaculo que era ahora el poblado, sus antiguos compañeros y algunos aldeanos asaltaban casas y tiendas de campaña por igual, a mano desnuda, aguantando golpes y disparos que habrían "dejado en el sitio" a cualquiera.

Aquello parecía una imagen sacada de la divina comedia, algun circulo del infierno se había desatado en aquella zona y nadie sabía que hacer. Sara estaba bloqueada, apenas oía los gritos frenéticos de sus dos compañeros que ahora la arrastraban tras unos cajones de medicinas donde se atrincheraron defendiendose a rafagas de fusil de los embates de aquellas "cosas".

- sara cojones di algo... - oía a su compañero como si estuviera a miles de años luz, como si todo pasara muy lento, no se sentía con fuerzas, no sabía que hacer. Los dos soldados la dejaron allí y salieron intentando llegar a la tienda medica pero Sara pudo ver como esos monstruos se abalanzaban sobre ellos y entonces al ver como mordian a sus compañeros ella oyó un grito lejano, un grito de dolor y ansia de venganza y de pronto, para su sorpresa se dió cuenta que era ella quien gritaba.

La adrenalina de pronto la recorrió de arriba a abajo como si la hubieran conectado a un poste de alta tensión. Saltando para ponerse en pie rapidamente cambió el modo del fusil que llevaba para que disparara las balas de 1 en 1, ya había parado los pies a una de esas cosas y lo hizo con un solo tiro de todos los que gastó así que esta vez no quería gastar de más.

Avanzó por el poblado hacia la tienda medica, tres antiguos nativos le salieron al paso corriendo como locos hacia ella, pero sin embargo ella sintió que le sobraba el tiempo y tras tumbar a los dos primeros antes de que se le acercaran giró el arma para golpear con la culata el rostro del tercero que perdió el equilibrió quedando a sus pies, momento que ella aprovechó para descerrajarle un ultimo tiro en la nuca que hizo que dejara de pelear por recuperar la postura herguida.

Así avanzó lentamente por el poblado, a cada paso mas de esas cosas se acercaban a ella, algunos parecía que hubieran llegado al pueblo mientras estaban fuera y quien sabe, quizá había sido así, pero a ella le daba igual, avanzaba hacia sus compañeros, hacia su amigos, hacia sus hermanos de los cascos azules, eso era lo que importaba. Su arma descargaba detonaciones que precedían a un unico proyectil que volaba con letal precision hacia su objetivo en la frente de sus enemigos.

Finalmente pudo recoger a sus compañeros y llevarlos a la tienda medica donde vieron los restos de otro soldado, solo por asegurarse Sara le descargó un balazo en la sien. Allí tenían algo que necesitaban para salir de allí cuanto antes, la radio de emergencia. Pronto se comunicaron con el centro de mando y en unas horas de resistencia ante la extraña y cada vez mayor marea de locos canibales un helicoptero empezó a acercarse. Un ultimo esfuerzo de puntería para todos, avanzaron hasta la escala que les tendía el copiloto y empezaron el ascenso. Un ascenso a la libertad, a casa, lejos del infierno.

El ultimo de los soldados se colocó el pantalón al sentarse, nadie lo vió pero una de esas cosas le habia dado un par de dentelladas en la espinilla mientras forcejeaba por quitarsela de encima para subir a la escalerilla... Al fin estaban a salvo ¿o no?

viernes, 5 de junio de 2009

B-005, Horror en vivo, vuelta al campamento

Los tres soldados corrían todo lo que el estrecho camino les permitía, debían llegar cuanto antes al campamento y enterarse de que demonios pasaba allí, quién o qué había prendido fuego en la aldea y lo más importante donde estaba el otro soldado que iva con ellos, el que ante la demoníaca y pavorosa presencia del ser salió por piernas olvidando su voto de honor hacia las naciones libres del mundo.

Las botas y el equipo parecían más pesadas que nunca y las armas cruzadas al pecho mediante unas cinchas parecían hechas de plomo, los pulmones les ardían tanto por el humo inhalado en la cueva como por la locura que impulsaba con fuerza a sus piernas para no dejar de correr y ahora que sus pulmones no recibían suficiente oxigeno todo parecía mas largo, mas dificil, mas cansado de lograr.

Al final del estrecho camino del cañón llegaban finalmente a la aldea para encontrarse con una escena dantesca. Algunos "hombres", o al menos hombres es lo que aparentaba su aspecto, parecían haber enloquecido hasta el punto de atacarse entre ellos y la mayor parte del poblado había pagado las consecuencias, al ser todo paja y hojarasca el poblado ardía en un infierno anaranjado mientras de la tienda de campaña del pelotón medico salían gritos desgarradores y las lonas de plastico trasparente que hacían d eventanas estaban salpicadas de sangre por todas partes.

- Pero... ¿Qué demonios está pasando aquí? - Se preguntaba sonia en voz alta mientras sus compañeros avanzaban junto a ella, tras haber puesto pie en el pueblo los tres habían enarbolado el rifle pues habían visto que cerca de un foco de llamas del centro del pueblo uno de los locales estaba arrancando trozos de carne de lo que parecían los restos del traductor... - ¿Qué locura es esta? es que aquí todo el mundo pierde la chaveta... - Alzó su rifle hacia el agresor - Por favor buen hombre, se que no entenderá mi idioma bien pero ponga las manos en alto y arrodillese en el suelo y nadie saldrá mal parado... - Dijo Sonia apretando el arma en sus manos buscando en ella la confianza que empezaba a perder.

El negro se hirguió demostrando una altura increible incluso para una raza de humano que suelen ser altos por genética y al abrir la boca no fueron palabras lo que dejó salir solo un largo y gutural aullido infernal que retumbó en los oidos de los tres soldados y que como respuesta por el pueblo varios aullidos más llegarón como ecos entre las llamas y varias cabezas de miradas perdidas como la del negro gigante aparecieron entre los restos del pueblo y de la tienda medica.

Muchas de las caras eran conocidas de los tres soldados y ninguno sabía que hacer, estaban muertos? en trance? habían enloquecido hasta el punto de canibalizar a la gente?...

Si el infierno existe, pensó Sara, acababan de llegar a él y no parecía que hubiera una salida fácil

miércoles, 3 de junio de 2009

B-004, Horror en Vivo (2)

El arma del soldado de los cascos azules disparo una tormenta de fuego y plomo sobre su objetivo ya tambaleante antes de recibir semejante descarga. Finalmente tras unos segundos de fuego y trueno el "cliksclikscliks" del percutor del arma impactanto en vacío sacó de su mortífero trance al soldado y con él a Sara que al ver como la cosa alzaba de nuevo sus manos hacia ella al fín sintió las fuerzas volver a ella y con un giro del arma en sus expertas manos le dió un culatado en el lateral de la cara logrando que la cosa retrocediera algunos pasos, distancia suficiente para que la mente de la mujer soldado ya trabajando al ritmo habitual decidiera la mejor forma de actuar.

¡Blam!

En el repentino silencio posterior al trueno los ojos de los dos soldados que quedaban con ella se quedaron perplejos ante la sorpresa o quizá alivió que de pronto mostraba la totalmente desfigurada expresión de aquella cosa cuando la bala, la única bala disparada por Sara justo en el momento en que aquella cosa recuperada del impacto de la culata se había vuelto a girar hacia ella, entró en el craneo del ser justo entre los ojos haciendo que la parte trasera del mismo estallara rociando con una fina lluvia de sangre, hueso y restos de sesos la parte mas alejada del camino de cabras.

Cuando finalmente vieron que aquello ya había decidido quedarse muerto y se decidían a volver hacia el pueblo fue cuando se fijaron, ya no sólo se alzaba la columna de humo de la cueva, ahora el poblado tambien tenía su propia columna de humo...

lunes, 1 de junio de 2009

B-003, Horror en vivo

El humo creciente proveniente cañón adentro tenía a los soldados de los cascos azules bastante alterados, se habían dividido en dos equipos, uno compuesto de 3 hombres y una mujer caminaba lentamente por el estrecho desfiladero hacia una protuberancia sobre el cañón que alojaba en sus paredes una cueva, el origen del humo y los ruidos extraños.

El resto de personal, incluido la mayor parte de los medicos trabajaban frenéticamente en la tienda. Un hombre de mediana edad, de piel caoba con media cara cubierta de terribles quemaduras de segundo y tercer grado y con el hombro desgarrado hasta mostrar varios huesos yacía en la camilla envuelto en sudores fríos mientras se estremecía gritando cosas ininteligibles incluso para el traductor que habían llevado con ellos. Sus ojos estaban perdidos en el vacío de una extraña psicosis que le hacía retorcerse mas violentamente que el dolor que debía estar sintiendo por sus heridas.

A pesar de los tremendos esfuerzos de cinco medicos especializados pronto el hombre expiró dejando en sus ultimos suspiros varias palabras que el traductor supo transferir a los cascos azules. "Demonios Canibales". Nadie entendía que querría decir, pero desde luego la herida del hombro presentaba desgarros y cortes que buenamente podrían haber sido hechos por mordiscos.

Mientras tanto no muy lejos de allí entre el rugir de la humeante cueva cuatro soldados se preparaban para cualquier cosa, la mujer se ajustó mejor el casco y tragó saliva siendo la primera en asomarse en la abertura de la cueva, los demás, claramente incomodos por la situacion ya que ella parecía ser la lider del grupo esperaban ordenes.

- Quietos, silencio... - Dijo la mujer avanzando hacia el interior - El humo es muy denso y apenas deja ver nada, hay dos cadaveres totalmente calcinados en la boca de la cueva, no podremos entrar sin equipos antigas, tenemos que volvernos atras chicos - Se giró hacia sus tres soldados y los miró sorprendida ellos miraban hacia ella como quien hubiera visto un espectro - eh! que os pasa? - Dijo mientras uno arrojaba su arma al suelo y corría hacia el poblado y los otros dos señalaban tras ella, cuando atino a girarse su cerebro quería negarse a creer lo que sus ojos veían.

Ante ella se alzaba lo que se podría definir como los restos de un hombre alto, los restos porque aparte de la total carencia de piel, tambien le faltaba bastante tejido en general, uno de sus muslos dejaba al descubierto el hueso y la cadera asomaba por un lado, sus mandibulas descarnadas se habian petrificado en una macabra sonrisa mortal

- Sara joder muevete! no tengo visual! apartate ostias! - Gritó uno de los soldados a la mujer - Sara ostias! que te apartes!! - El segundo hombre viendo que su lider y compañera se había quedado paralizada y que aquella cosa no tenía pinta de querer invitarla a un baile precisamente, sonriendo por un segundo ante la idiotez que se le acababa de pasar por la mente, cargó contra la joven tirandola al suelo momento en que el rifle del primer soldado retumbó por el cañón descargando una larga rafaga de balas que impactando en el torso y los brazos de la cosa los destrozaron aun mas... Pero no hubo mas efecto en él, seguía en pie, seguía avanzando. Aquello era imposible, no podía ser verdad, pero ante ellos se alzaba un muerto que caminaba incesante, implacable.